23.01.2018
El asesinato de Julio César
Julián de la Llana del Río
Las consecuencias de la conspiración
Julio César ha llevado a la gloria a Roma, y sus victorias frente a los ejércitos de Pompeyo en las batallas de Farsalia (48 a. de C.) y de Munda (45 a. de C.) le auguran un futuro brillante. Sin embargo, algunos de sus allegados desconfían de su capacidad para gobernar y temen que se convierta en un tirano, por lo que traman una conjura para acabar con su mandato.
El realizador Stuart Burge, responsable de numerosos telefilmes basados en clásicos de la literatura (Otelo, Mucho ruido y pocas nueces), se hizo cargo de este filme independiente, enésima adaptación de la célebre tragedia de William Shakespeare. No era la primera vez que el director se enfrentaba a la historia del emperador romano, puesto que años antes ya había realizado un telefilme basado en la misma obra, si bien asumió el reto de adaptarla al cine en color por primera vez en la historia del Séptimo Arte.
El reparto, plagado de estrellas, tampoco era ajeno al texto de Shakespeare: John Gielgud, que en este caso encarna a César, había interpretado a Casio en el film de Joseph L. Mankiewicz Julio César, de 1953, mientras que Charlton Heston ya había dado vida a Marco Antonio en la versión de 1950, dirigida por H. Tasker, y volvería a hacerlo en Marco Antonio y Cleopatra, en 1972, película realizada por el propio Heston.
Julio César es una obra escrita por William Shakespeare, probablemente en 1599. Recrea la conspiración en contra del dictador romano Cayo Julio César, su homicidio y sus secuelas, así como su lugar de desarrollo: la antigua Roma. Constituye uno de los varios trabajos shakespearianos basados en hechos históricos.
A diferencia de muchos personajes principales en otras obras del género (e.j. Hamlet, Enrique V), César no es el centro de la acción, apareciendo tan solo en tres escenas, y muriendo al comienzo del tercer acto. Las figuras más relevantes de la historia son Marco Antonio y Bruto, y la trama gira en torno a la lucha psicológica entre los partidarios y los enemigos del proclamado cónsul a perpetuidad, en conflicto sobre las ideas del honor, el patriotismo y la amistad.
La gran mayoría de los críticos e historiadores de Shakespeare están de acuerdo en que la tragedia refleja la ansiedad general de Inglaterra a causa de los temores sobre la sucesión en el trono. En el momento de su creación y primera representación, la reina Isabel I, monarca fuerte, se encontraba ya en un momento de decadencia, y se había negado a nombrar un heredero, llevando a entrever una posible guerra civil, similar a aquella que se produjo en Roma tras la muerte de Julio César.
Marco Bruto da paso libre para unirse a un grupo de senadores conspiradores, bajo la creciente sospecha de que el mandatario intentaba convertir a la república romana en una monarquía bajo su poder. Lecturas tradicionales de la obra sostienen que Casio y los otros conspiradores están motivados por la envidia y la ambición, mientras que Bruto es incentivado por causas de honor y de lealtad a la patria. Otros sugieren que el texto muestra que Bruto no está menos impulsado por la envidia y la adulación que el resto. Uno de los pilares centrales de esta obra, es que sus personajes se resisten a ser categorizados como simples héroes o villanos.
A lo largo de la historia han sido varias las culturas que han legado una enorme variedad de personalidades de gran relevancia y repercusión que sólo con citarlas pueden ser identificadas con una época, con un Estado o con un movimiento político, social, económico, religioso o cultural. Tal es así, que si hubiera que identificar a la Antigua Roma con uno de sus hombres más célebres, sin duda éste sería Julio César, hombre cuyo carácter estuvo siempre marcado por sus logros, pero también por la codicia y la presunción. (...)